Trastorno Afectivo Bipolar

Juan David Páramo (2022). Carta a las y los futuros psiquiatras que lleguen al Vaupés.

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Carta a las y los futuros psiquiatras que lleguen al Vaupés.

Hoy me dieron sopa y seco en la consulta, sentado a la sombra del techo de caraná, al lado de la casa tradicional, en dos bancos de pensamiento y después de concertar un espacio de escucha, en medio del dolor colectivo por acontecimientos tristes en una comunidad. Estoy terminando de escribir las notas de atención, haciendo síntesis de la comprensión de los daños producidos por la maldad. En la necesidad de la armonización con ciertos rezos que se han venido olvidando al pasar el tiempo. De cómo llegamos a la conclusión de la importancia de enfriar el corazón, la palabra y el pensamiento.

Colega, vaya siempre con el carayurú bien puesto. Vaya como un niño dispuesto al aprendizaje con su varita de pescar sardinas. Vaya también tranquilo, escuche primero, busque traductor/a y deje siempre al finalizar su consulta, una sonrisa que acompañe.

No tenga miedo en preguntar ¡pregunte si no entendió! Pregunte si no sabe qué es el yopo, el mambe, la pupuña, el tucupí, el breo, la quiñapira, el barurí, dabucurí, yuruparí, mirití. Pregunte bien qué es chalequiar y mezquindar, pregunte bien cuánto daña el chisme en la comunidad. Pregunte bien por las dietas, por el rezo de la manivara, de las pepas y de la leche de teta de mamá.

Deje que le cuenten la historia completa, mande a la mierda la formalidad distante de EPS. Salude fuerte con la mano, no le de miedo abrazar a la ñecô, sonríale pero también conmuevase con las lágrimas que muchas veces se desbordan cual raudal.

Al joven dele confianza, juegue basquet o fútbol en la comunidad, no le hable como un funcionario más. Pregúntele por sus gustos, la música, el dibujo, sus sueños, las tuzas, no se angustie si no quiere hablar.

A mis colegas que llegarán al Vaupés, les digo que es un trabajo retador, que he intentado dar lo mejor de mí en estos dos años de trabajo. Que me ha dolido, que me he vinculado, que he amado, que he cuidado, que me ha tocado lo más profundo de mi ser cada historia, cada relato, cada lágrima y cada sonrisa.

A mis colegas que decidan salir de la comodidad capitalina, que quieran saber qué se siente la picadura molesta de la majiñá, de los colorados, del tábano, del sol de medio día. A mis colegas que se quieran adentrar al raudal donde la gente sabe luchar, les pido que se enamoren del trabajo; del ‘curar por la palabra’ que es más un ‘acompañar con la escucha’. Que disfruten de un atardecer violeta junto al río, que en las noches del arú se cobijen con la brasas de un fogón y un tiesto de casabe.
Que cada río que conozcan los cuestione, los rete, los sorprenda y los haga sentir uno con este monte que jala más que la cabeza de guaracú.

A mis colegas, con el carayurú bien puesto, como las botas. Por una psiquiatría de campo, de banco, de barro y de escuchar.

2022.

** Gracias a la E.S.E Hospital San Antonio de Mitú, a las y los trabajadores de la salud, en especial de la salud mental.

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